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¿Qué es la depresión Navideña o el Trastorno Afectivo Estacional (TAE)?

¿Qué es la depresión Navideña o el Trastorno Afectivo Estacional (TAE)?

Por: Equipo de Psicología de la Salud del Hospital Pavia Santurce, dirigido por la Dra. Jacqueline Castañeda-Acosta y Angélica Padilla-Rivera, M.S.

Introducción: (Dra. Jacqueline Castañeda)

En momentos difíciles como los que estamos experimentando en Puerto Rico y en el mundo, el equipo de Psicología de la Salud del Hospital Pavía Santurce se hace presente ante la necesidad de educar a sus pacientes y a cualquier persona que sienta que su vida está cambiando frente a la adversidad, fundamentalmente en algunas etapas del año como es la navidad.

Para algunas personas, las épocas festivas suelen ser alegría, reunión familiar, compartir regalos, premios, viajes, etc. Para otras personas, los estresores actuales asociados al miedo por el COVID 19, eventos negativos como los temblores, huracanes, experiencias de vida, pérdidas significativas o complicaciones médicas podrían promover el malestar o la angustia emocional en esta época. Si estas dificultades no se atienden a tiempo pueden conllevar a un problema de salud mental con un mayor grado de severidad. Por lo tanto, es de extrema importancia que estemos educados y orientados para tomar buenas decisiones ante los efectos que pueden surgir en épocas como estas. Recalcamos que se debe conocer lo que significa este trastorno relacionado a las estaciones del año para no confundirlo con otros trastornos afectivos y subtipos. Enfatizamos en conocer los síntomas principales del trastorno, sus factores de riesgo, dónde buscar ayuda y en alternativas para su manejo.

¿Qué es la depresión Navideña o el Trastorno Afectivo Estacional? (Mayra Rivera, M.S)

El término “Winter blues” o depresión navideña se refiere al trastorno afectivo emocional (TAE), el cual se define como la presencia de episodios depresivos mayores recurrentes en una época determinada del año, con remisión total posterior cuando termina dicha temporada. Los síntomas pueden desarrollarse en las temporadas de otoño o invierno cuando los días son más cortos, y comienzan a desaparecer durante la primavera y el verano, cuándo los días son más largos. El TAE no debe ser confundido con un sentimiento leve de tristeza durante las épocas festivas, sus síntomas pueden ser tan graves como los de la depresión mayor severa.

La causa específica del TAE aún no es conocida, sin embargo, se cree que hay varios elementos que interactúan para el desarrollo de la afección. Algunos de estos elementos son: el clima, la latitud del área geográfica donde reside la persona, factores sociales, culturales, genéticos, el género, la alteración del ritmo circadiano (el patrón de sueño se afecta), la sensibilidad a la luz, la cual afecta el procesamiento de la melatonina, y la disminución de neurotransmisores, especialmente, la serotonina.

Aspectos epidemiológicos del trastorno (Prevalencia) (Jairo Arce, M.S.)

La prevalencia del TAE se estima que es del 0.5% al 1.5% en poblaciones europeas del norte. Sin embargo, en Estados Unidos la prevalencia es de hasta un 5%. Además de la localización geográfica, factores como el género, la edad y estar familiarizado con el TAE está asociado a la prevalencia de esta condición (Zimmerman & D’Avanzato, 2020). Se ha planteado que en Norte América a más distancia del Ecuador mayor prevalencia de TAE, sin embargo, esto no ha sido así en otras partes del mundo (Mersch et al, 1999). Esto es debido a que el desarrollo del TAE depende de diversos factores, tales como la cantidad de luz, influencias sociales, entre otros que serán detallados a continuación.

Factores de riesgo asociados al TAE (Angélica Padilla, M. S.)

Existen factores que aumentan el riesgo para el desarrollo del Trastorno Afectivo Estacional durante el otoño y el invierno. Entre ellos se destacan:

  • Ser mujer
  • Estar entre las edades de 15 a 55 años. El riesgo de sufrir Trastorno Afectivo Estacional parece disminuir en la medida en la que se envejece.
  • Historial personal o familiar de Trastorno de Depresión Mayor o Trastorno Bipolar.
  • Historial de eventos vitales durante el periodo de la Navidad. Por ejemplo, fallecimiento o migración de seres queridos que provocan sentimientos de pérdida y nostalgia.
  • Problemas económicos.
  • Sentimientos de soledad.
  • Alteraciones en el reloj biológico y en los niveles de serotonina y melatonina en el cuerpo debido a la reducción de la luz solar que se da durante los meses de otoño e invierno.

¿Cómo saber si la padezco? (Charlenne Rodríguez, M.S.)

La mayoría de los síntomas del trastorno afectivo estacional comienzan a finales de otoño o a principios del invierno y pueden durar hasta la primavera o más allá. Algunos de los síntomas que las personas pudieran experimentar son:

  • Sentirse deprimido gran parte del día casi todos los días.
  • Pérdida del interés en actividades que antes se disfrutaban.
  • Sentirse cansado o con poca energía.
  • Tener dificultad para concentrarse.
  • Experimentar problemas de sueño, ya sea dificultad para dormir, quedarse dormido o levantarse.
  • Experimentar problemas con la alimentación, ya sea disminución o aumento en la ingesta de alimentos.
  • Sentirse desesperanzado, inútil o tener sentimientos de culpa.
  • Tener pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.

Es posible que los síntomas del trastorno afectivo estacional sean leves al principio y que se agraven según pasan los días o las semanas. Si crees que tú, algún familiar o amigx están sufriendo de este trastorno, te recomendamos que busques ayuda profesional.

¿La pandemia del COVID 19 puede impactar al Trastorno Afectivo Estacional?(Jessica Rivera Vázquez, M.S.)

La pandemia causada por el COVID-19, ha provocado un impacto significativo en nuestra vida cotidiana. Hemos tenido que adaptarnos drásticamente a optar por una modalidad de vida que incluye el distanciamiento físico, medidas de prevención, protocolos de emergencia, empleos y educación a distancia. De igual manera, hacer otras modificaciones para velar por nuestro bienestar en medio de la crisis humanitaria.

A su vez, los sucesos que han ocurrido de forma histórica durante el año 2020, tanto en Puerto Rico como a nivel internacional, han exacerbado sintomatología asociada a los desórdenes de ansiedad, depresión, PTSD, OCD, y uso problemático de sustancias (Singh, Roy, Sinha, Parveen, et al., 2020). Por consiguiente, las personas se han expuesto a muchísimos factores de riesgo, y podrían estar susceptibles de padecer el Trastorno Afectivo Emocional (Halton, & Hofler, 2020). Algunos de estos factores de riesgos asociados a la pandemia del COVID 19, y a los sucesos históricos del año 2020 son:

  • Pérdida de empleo y dificultades socioeconómicas durante la pandemia
  • Aislamiento social por cuarentena
  • Pérdida de hogares y/o pertenencias por temblores
  • Pérdida de seres queridos por COVID-19
  • Dificultades con ajuste social
  • Limitado contacto con familiares y/o seres queridos
  • Malestar emocional por ambiente político
  • Entre otros

¿Qué puedo hacer para manejarlo? (Cindy Valle, M.S)

La primera acción que se recomienda es buscar la ayuda necesaria a través de un profesional de la salud mental como son los psicólogos clínicos, consejeros en psicología o psiquiatras en caso de tener dificultad para controlar los síntomas. Para trabajar con los sentimientos de la depresión en el hogar, es importante identificar cuáles son los pensamientos y acciones que influyen en el estado de ánimo para aprender a tener más control sobre los sentimientos de malestar psicológico.

Las personas con depresión también pueden mostrar dificultades relacionadas a las capacidades cognitivas como la atención, la memoria, la concentración y el razonamiento. Utilizar la distracción y la estimulación cognitiva, puede ser eficaz para mejorar el rendimiento cotidiano en las diferentes esferas como son: la personal, laboral o social. La realización de ejercicios mentales modifica y crea nuevas conexiones en el cerebro, además hace que la persona se desvíe de esos pensamientos o sentimientos de angustia. Actividades que pueden distraer haciéndolas solos o junto a sus familiares pueden ser las sopas de letras, crucigramas, sudokus, los rompecabezas, juegos de carta, juegos de mesa o ejercicios con diferentes niveles de dificultad. Todas estas, pueden ayudar a estimular las capacidades cognitivas y distraer a la vez.

Las técnicas de relajación, como la meditación, la respiración, la visualización, el estiramiento de yoga o hasta darse un masaje simple nos permite desarrollar una conexión entre nuestro cuerpo y la mente. El objetivo fundamental es alcanzar un estado de relajación física, mental, energía, desconexión, consciencia, tranquilidad y paz para ayudar a aliviar síntomas de tristeza, desesperanza o desánimo. Cuando realices cualquier actividad, sitúa tu atención en los movimientos de tu cuerpo convirtiendo todo lo que haces en una práctica para la concentración, meditación y reflexión.

Brindar énfasis a nuestro cuidado físico, nos ayuda a mantenernos pendientes de comer alimentos saludables, descansar adecuadamente y hacer ejercicios. A pesar de que se pueda sentir desanimado, hacer ejercicios puede marcar una gran diferencia. El ejercitarse previene y mejora diversos problemas de salud, pero también libera la mente de preocupaciones y pensamientos negativos que promueven la depresión.

Entrar en contacto con la música, ayuda a emocionarse, liberar tensiones, relajarse y recordar memorias. El establecer actividades recreativas como escuchar música, bailar, cantar, tocar algún instrumento, hacer una parranda virtual puede servir de herramienta eficaz para trabajar con las emociones negativas e influir en nuestros actos cognitivos y conductuales. Se sugiere utilizar la música animada o con ritmos fuertes que estimulan el cerebro para que una persona se pueda sentir motivada a mejorar su funcionalidad.

Durante la cuarentena, se ha aprendido a vivir en distanciamiento, a no abrazar o besar a los seres queridos para evitar el contagio de la enfermedad. El contacto familiar o de amistades a través de las videollamadas, se ha convertido en la mejor herramienta para mantener la comunicación y el afecto con las personas más importantes. Estructurar una agenda para mantener esa comunicación por una llamada con audio o por video, nos permite expresar nuestras emociones y hablar sobre nuestras preocupaciones con las personas queridas y de confianza.

Hacer actividades creativas que se disfrute personalmente, como escribir, pintar, hacer jardinería, remodelar cosas en el hogar, construir, ver series o novelas con quien convivimos nos ayuda a distraer la mente de la depresión y sus síntomas.

Tratamientos considerados para el TAE (Dra. Castañeda)

Cuando se ha identificado un trastorno afectivo estacional (TAE) con o sin comorbilidades (enfermedades que coexisten), algunos tratamientos pueden incluir modelos de psicoterapia como son los cognitivos conductuales y contextuales. También es frecuente el uso de cronoterapia, fototerapia, técnicas psicosomáticas y la medicación con antidepresivos, en caso de síntomas más severos. Todo esto dependerá de sus necesidades, de una valoración rigurosa y del criterio profesional.

De igual manera, el ejercicio físico dentro del autocuidado es muy recomendado para que el cuerpo y la mente respondan adecuadamente a las demandas internas y externas. Asimismo, la comunicación y el apoyo social son altamente validados en los estudios para disminuir los sentimientos negativos, de angustia y de soledad.

¿Cuándo debo buscar ayuda? (Pedro Mojica, M.S.)

Usted puede buscar ayuda, tanto para prevenir que pueda sufrir del Trastorno Afectivo Estacional (TAE) o si incluso cree que ya lo está sufriendo. Debe tener en cuenta, tanto los factores de riesgos cómo los síntomas, antes mencionados, y evaluar si estos alteran significativamente su normalidad y/o su estilo de vida. Algunas de las situaciones que pudiera tomar en cuenta son: ausencias frecuentes al trabajo o lugar de estudios, aislamiento social, dolores de cabeza o pérdida de energía, higiene abandonada, falta de concentración, entre otros. Para el TAE, considera también si presentas estos síntomas asociados a la depresión en un momento particular del año, cómo por ejemplo en otoño o invierno (DSM-5, 2013).

De igual manera, usted puede monitorear sus pensamientos y emociones; si se siente triste, vacío, sin esperanza o presenta desinterés o ha perdido placer en hacer las cosas (DSM-5, 2013), es momento de buscar ayuda.

¿Dónde puedo buscar ayuda? (Caleb Figueroa, M.S.)

Siempre puedes buscar ayuda de un profesional de la salud mental o de un médico que esté cercano a usted. Para diagnosticar y atender un trastorno afectivo estacional, el médico o el profesional de salud mental puede realizar una evaluación minuciosa que generalmente comprende:

Exploración física. Tu médico te puede realizar una exploración física y hacerte preguntas minuciosas sobre tu salud en general. En algunos casos, la depresión puede estar relacionada con un problema de salud físico oculto.

Análisis de laboratorio. Por ejemplo, tu médico puede realizarte un análisis de sangre asociado a la glándula tiroides y otras, para asegurarse de que estén funcionando correctamente.

Evaluación psicológica. Para detectar síntomas de depresión, el médico o profesional de salud mental te realizará preguntas acerca de tus síntomas, tus pensamientos, tus sentimientos y tus patrones de conducta. Es posible que se solicite que completes un cuestionario para ayudar a responder estas preguntas.

Además, el profesional de salud mental (psicólogos y psiquiatras) pueden utilizar los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) para valorar ese diagnóstico específico u otros asociados. El profesional de salud mental te brindará destrezas para el manejo emocional y un plan de tratamiento a base de una evaluación psicológica, tu historial, tus preocupaciones y síntomas emocionales (Mayo Clinic).

El equipo de Psicología de la Salud del Hospital Pavia Santurce está aquí para ti.
¡Cuenta con nosotros!

Referencias:

American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Washington, DC: Publisher.

Gatón Moreno, Miren Aiala, González Torres, Miguel Ángel, & Gaviria, Moisés. (2015). Seasonal affective disorders, “winter blues”. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 35(126), 367-380. https://dx.doi.org/10.4321/S0211-57352015000200010

Halton, M., & Hofler, S. (2020). SAD is not just the winter blues – and it may be hitting you harder this year. Retrieved from https://ideas.ted.com/sad-seasonal-affective-disorder-is-not-just-the-winter-blues/?utm_medium

Litin, S. (2019). Mayo Clinic Family Health Book: The Ultimate Home Medical Reference. New York: Mayo Clinic Press.

Mersch, P. P., Middendorp, H. M., Bouhuys, A. L., Beersma, D. G., & van den Hoofdakker, R. H. (1999). Seasonal affective disorder and latitude: a review of the literature. Journal of affective disorders, 53(1), 35–48. https://doi.org/10.1016/s0165-0327(98)00097-4

Trastorno afectivo estacional – Diagnóstico y tratamiento – Mayo Clinic. (n.d.). Retrieved December 9, 2020, from https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/seasonal-affective-disorder/diagnosis-treatment/drc-20364722

Rosen, L. N., Targum, S. D., Terman, M., Bryant, M. J., Hoffman, H., Kasper, S. F., Hamovit, J. R., Docherty, J. P., Welch, B., & Rosenthal, N. E. (1990). Prevalence of seasonal affective disorder at four latitudes. Psychiatry research, 31(2), 131–144. https://doi.org/10.1016/0165-1781(90)90116-m

Singh, S., Roy, D., Sinha, K., Parveen, S., Sharma, G., & Joshi, G. (2020). Impact of COVID-19 and lockdown on mental health of children and adolescents: A narrative review with recommendations. Psychiatry research, 293, 113429. https://doi.org/10.1016/j.psychres.2020.113429

Zimmerman, M., & D’Avanzato, C. (2020). Seasonal Affective Disorder. In F. Ferri (Ed.), Ferri’s Clinical Advisor 2021 (1st ed.). Elsevier.